El pueblo de Samaria viene a alabar al Señor (Sal) y recibe el don del Espíritu Santo (1). Es este mismo Espíritu quien nos lleva a la verdad (3). En el cuerpo, se nos dio muerte a Jesús; en el Espíritu, fue resucitado a la vida (2). Nosotros estamos llamados a esta misma gloria. Hch 8:5-8, 14-17; Sal 65:1-7, 16, 20; 1 Pe 3:15-18; Jn 14:15-21