A los exiliados en Babilonia, Isaías predijo un nuevo éxodo (1), cuando el Señor guiara a su pueblo del cautiverio a la libertad (Sal). La verdadera libertad está arraigada en la persona de Jesus, no en la obediencia de la Ley (2). Es el quien nos desafía a examinar nuestros corazones antes de juzgar a otros creyéndonos rectos (3). Is 43: 16-21; Sal 125:1-6; Flp 3:8-14; Jn 8:1-11