En Hebrón, David fue aclamado como rey por todas las tribus de Israel (1, Sal). Jesus es ungido rey en la madera de su cruz, una señal de paradoja, de derrota, pera al mismo tiempo de victoria definitiva (3). Por su cruz hemos pasado de la oscuridad al reino de la luz (2). 2 Sm 5:1-3; Sal 121:1-5; Col 1:12-20; Lc 23:35-43