Esta fiesta, que data del siglo IV tanto en el Oriento como en el Occidente, comenzó a celebrarse, según San Lucas 1:36, seis meses antes de la natividad del Señor; citando a san Juan 3:30; san Agustín considero oportuna esta fecha (cerca del solsticio de verano) pues después del nacimiento de san Juan, la luz del día comienza a decrecer, mientras que después del nacimiento de Jesús, esta comienza a extenderse.