Felices los que temen al Señor (Sal), quienes utilizan sus dones y talentos para servirse los unos a los otros (3), especialmente a los pobres y a los necesitados (1). A ellos se les conocerá como hijos de la luz, y estarán preparados para la segunda venida del Señor. Prov 31:10-13, 19-20, 30-31; Sal 127:1-5; 1 Tesa 5:1-6; Mt 25:14-30