El Señor es compasivo y misericordioso (1), indulgente en la ira y grande en bondad (Sal). El ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido (3). Preocupémonos más por hacer las obras del Señor que por esperar ociosamente especulando cuando vendrá de nuevo (2). Sab 11:22—12:2; Sal 144:1-2, 8-11, 13-14; 2 Tes 1:11—2:2; Lc 19:1-10