La humildad es reconocer que no importa cuales sean nuestros logros, siempre necesitamos del Señor (3). Dios escucha los lamentos de los pobres (Sal) y los oprimidos, especialmente los que reconocen que dependen de el (1). Habiendo escuchado las suplicas de Pablo que pedía auxilio, el Señor lo corono con la salvación entera (2). Eclo 35:12-14, 16-18; Sal 33:2-3, 17-19, 23; 2 Tim 4:6-8, 16-18; Lc 18:9-14