Moisés intercede por el pueblo que no ha cumplido la alianza (1). El Señor no se deleita en el pecado, sino en nuestro regreso a el (3), pues Dios nunca rechazara un corazón contrito y humilde (Sal). Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar a los pecadores, sino para salvarlos (2). Ex 32:7-11, 13-14; Sal 50:3-4, 12-13, 17, 19; 1 Tim 1:12-17; Lc 15:1-32