La humildad y el conocimiento de sí mismo van de la mano. Quienes conducen sus vidas con humildad (1) serán exaltados, mientras que quienes se exaltan a sí mismos serán humillados (3). Los humildes saltaran de alegría ante su dios (Sal) en la asamblea de la Jerusalén celestial (2). Ecl 3:17-18, 20, 28-29; Sal 67:4-7, 10-11; Heb 12:18-19, 22-24a; Lc 14:1, 7-14