Al igual que a Eliaquin se le dio autoridad para cuidar del palacio (1), así también Jesús le da a Pedro autoridad para atar y desatar (3). A Jesús, quien prometió estar con su Iglesia por siempre (Sal), ¡la gloria por los siglos de los siglos (2)! Is 22:19-23; Sal 137:1-3, 6, 8; Rom 11:33-36; Mt 16:13-20