Al negociar con Dios, Abraham demuestra una persistencia real en la oración (1). Jesús nos invita a persistir en la oración al igual que a “pedir…buscar…tocar” (3). Que nuestra oración nos disponga a la voluntad de Dios, y así fomente su fortaleza dentro de nosotros (Sal). En el bautismo, hemos muerto con Cristo y hemos sido resucitados a ala vida con el (2). Gn 18:20-32; Sal 137:1-3, 6-8; Col 2:12-14; Lc 11:1-13