En su paciencia, el Señor permite que la hierba y el trigo crezcan juntos, tanto santos como pecadores responden a la salvación en el Reino (3). El Señor es bueno y lleno de perdón (Sal), compasivo con todos, deseando el arrepentimiento de nuestros pecados (1). Que el Espíritu nos ayude en nuestra debilidad (2). Sab 12:13, 16-19; Sal 85:5-6, 9-10, 15-16; Rom 8:26-27; Mt 13:24-43