A todos se nos bautizo en uno y en el mismo Espíritu (2). Ese mismo Espíritu, el Defensor, nuestro consuelo y refrigerio (Sec), se les dio como don a los discípulos (1) para fortalecerlos para ir en nombre del Señor (3); a “renovar la faz de la tierra”. Hch 2:1-11; Sal 103:1, 24, 29-31, 34; 1 Cor 12:3b-7, 12-13; Jn 20:19-23