En este día de días (Sal), ofrecemos un gozoso sacrificio de alabanza (Sec) al Padre que resucito a su Hijo de entre los muertos (1, 3). Mostrémonos resueltos a aceptar la vida que Cristo nos ofrece (2a); Cristo, nuestro Cordero Pascual que ha sido inmolado (2b). Hch 10:34a, 37-43; Sal 117:1-2, 16-17, 22-2; Col 3:1-4 o 1 Cor 5:6b-8; Jn 20:1-9